Lunes: semana nueva y piso nuevo.
Después de un fin de semana realmente extenuante, anoche dormí en mi nuevo piso. Todo el día de ayer tuve una brigada de trabajo formada por unos hombres estupendos en todos los sentidos (mi padre, mis hermanos y Biel), a los que se unió mi madre en calidad de capitana general de todos los ejércitos. Con todos ellos y una furgoneta se consumó la mudanza.
Yo no lo viví en directo, porque estaba organizando los cachivaches en el otro sitio, pero por lo que me han contado sacar el somier del piso de alquiler fue como para vender entradas. Tuvieron que subirlo a la azotea y desde allí bajarlo con cuerdas. Todo ello sobre el tejado y con más de una docena de guiris mirando, esperando que alguien se estampara contra el suelo para poder colgar el vídeo en you tube. Por desgracia para ellos –para los turistas, quiero decir-, las únicas bajas reseñables fueron un par de tejas (¡que nadie se lo diga a mi casero, que me lo descuenta de la fianza!).
Terminamos a las tantas y media. Dicen que cambiarse de piso es una de las situaciones más estresantes por las que puede pasar una persona. Yo puedo asegurar que es de las más agotadoras. Hoy, no sé si como consecuencia de la paliza o por otras razones, estoy, aparte de cansada, medio constipada. Me ha costado ponerme en marcha esta mañana y más todavía ir al instituto esta tarde. Me habría saltado clases hoy si no fuera porque el jueves y el viernes me fugué de las últimas horas para ir al teatro. Un día de estos os contaré lo que vi, porque viene al caso.
Eso sí, estoy encantada de tenerlo todo casi listo y de estar, al fin, en mi piso. He cumplido con lo que me había propuesto, tenerlo arreglado antes del jueves, cuando me vuelven a envenenar. Si le digo a la oncóloga lo que he hecho estos días, me mata con sus propias manos, no con la quimioterapia como está haciendo ahora. Por suerte, nadie se lo va contar, así que no tiene por qué enterarse. Incluso para una chicarrona del norte como yo, quizás lo de este fin de semana haya sido un poco excesivo.
La celebración del día de hoy es múltiple: es el aniversario de bodas de mis padres, es el cumpleaños de mi padre y su medio santo (se llama Joaquín Miguel, qué se le va a hacer). No sólo tengo la suerte de tener unos progenitores estupendos, sino que además son bien guapos. Comprobadlo en la foto los que no los conocéis. El que está en el centro es mi hermano, que también celebra hoy su medio santo. Para ellos, y también para Biel por su onomástica, felicidades, que sigáis así de bien y, sobre todo, ¡que yo lo vea!