miércoles, 3 de diciembre de 2008

Un miércoles de cada tres

Desde el 30 de julio, un miércoles de cada tres se me cerraba el estómago y no podía dejar de pensar en lo que me esperaba a partir del día siguiente. Mi horizonte vital se cifraba en periodos de tres semanas y todo lo programaba en función de ese calendario. Hubo algunos miércoles especialmente duros (el del traslado a mi nueva casa, por ejemplo) y los hubo más llevaderos (cuando volví de Berlín). Eso sí, siempre, siempre, tenía que sobrellevarlos con una sensación de angustia difícilmente descriptible.

Hoy es todo lo contrario. Es mi primer miércoles de esos en los que no temo el jueves que sigue, porque he acabado con la quimioterapia. Mañana no tengo que ir a la clínica ni tengo que pasar el fin de semana en cama, sufriendo y viendo cómo los que me quieren sufren conmigo. No me tendré que volver a poner las inyecciones de Granocyte, que me provocaban hasta taquicardias. El alivio que se siente al haber acabado con lo peor del tratamiento hay que ir asimilándolo poco o poco, de la misma manera en que van remitiendo los peores efectos secundarios del veneno que te meten en vena. Todavía sigo teniendo problemas con los pies, mis ojos siguen estando más secos que el papel de lija y vivo con un moquillo líquido permanente que me ha colocado en alguna situación embarazosa, pero hasta eso va desapareciendo.

Lo más curioso es que ahora recuerdo cada vez menos lo que sentía durante la quimioterapia. Es maravilloso que la memoria sea tan selectiva, especialmente en lo que se refiere a los malos recuerdos. Además, quitando lo que he citado antes y la pérdida del pelo –que un día de estos me empezará a crecer y me picará horrores, ya me lo han dicho- en el cuerpo no quedan rastros ni dolorosos ni visibles del tratamiento, con lo cual una tiende a olvidar lo pasado. Un día de estos releeré lo que he ido escribiendo, pero prometo que ahora no recuerdo cómo fueron las sesiones dos y tres. Sí puedo rememorar la primera con bastante exactitud y me acuerdo de la cuarta como la más terrible. Las últimas, al ser más fáciles de llevar, también las tengo en la memoria. La segunda y la tercera es como si las hubiera borrado ya, como si no las hubiera pasado.

El subconsciente, por su parte, es libre. Conté en una entrada anterior que ahora no puedo soportar el gel ni la loción para el cuerpo que usaba en esos meses. A algunas comidas y bebidas que sigo asociando a la quimioterapia todavía les tengo manía y no sé si recuperaré una relación de normalidad con ellas alguna vez: al té frío le he cogido tirria y creo que nunca podré volver a tomar gazpacho. Algo extrañísimo es lo que me ha pasado con la música: el último CD de Coldplay, que me regalaron en verano y que me encantaba, me produce ahora una especie de rechazo y cada vez que oigo en la radio el “Viva la vida” tengo que cambiar de emisora. Lo otro raro es que asocio mi súper i-pod a los peores días, porque me lo llevaba a la clínica y porque lo escuchaba en casa de mis padres cuando me quedaba a que me cuidaran, y ahora también lo miro con aprensión. Quizás la clave esté en borrar todas las canciones que tengo y hacer una especie de tabula rasa. Ni os penséis que lo voy a regalar: aunque tenga que seguir alguna terapia especial, volveremos a ser amigos.

El resto es fantástico. Encontrarse bien no tiene precio, igual que recuperar la independencia y establecer una rutina. Por las mañanas me levanto muy pronto (tengo un sueño huidizo), estudio o hago los trabajos del Ciclo, almuerzo temprano y me voy a clase, desde las cuatro menos cuarto hasta las nueve y media. Llego a Pollença, ceno, leo algo e intento dormir. Voy recuperando las fuerzas pasito a pasito y tengo la impresión de que, un día de estos, volveré a ser la que era, sólo que mejor, más optimista y con más ganas de disfrutar de todo lo bueno que tiene la vida.


11 comentarios:

Sabela dijo...

Acabo de leer la entrada que días atrás realizó tu padre. ¿Te has fijado? Es muy curioso oírles hablar de sus recuerdos sobre nosotros. Me ha conmovido profundamente su sensación de admiración profunda hacia la hija. Te he visto intentando nadar, intentando andar, y ello a través de las palabras, que eran ojos de ayer, de tu padre. Y he asistido a uno de los peores momentos que él vivió, el de la declaración de tu cáncer. Pero, y eso es lo más hermoso, a él se le ha quedado grabada una vez más una imagen hecha de una sucesión de momentos, algo que los que te hemos acompañado estos meses hemos aprendido, si es que lo desconocíamos: tu fortaleza y tu inmensa dedicación a la vida como una vocación. Sí, sin duda la mariposa del poema de Ángel González se hizo para ti, porque has devuelto aroma y colores a un paisaje.

Y ahora te leo a ti en esta nueva entrada, y reconozco en la negación todo el dolor de estos meses. Precisamente en su falta actual, en su ser ya pasado, ahí encuentro la dureza del tratamiento. Ahora que ya no está. Incluso en eso has sido generosa, has cuidado a tu gente. Nos ahorraste desde el primer día todas las vivencias negras y dolorosas que ahora afloran en medio de esta brillante y recién recobrada libertad. Creo que nunca me has parecido más hermosa, ni nunca te he querido más. Jamás dejas de sorprenderme.

No me extraña que te guste la foto de Praga que has colocado entre tus palabras: abrazas a una amiga con un paisaje nevado a la espalda y, bajo esa nieve, una ciudad encantada. Sólo que tú no debiste atravesar un espejo, como Alicia, para hallar un universo diferente. Estaba ahí, y fuiste en su busca. Como ahora paseas esta nueva libertad del fin de la parte más dura de tu tratamiento, con una sonrisa amplia y con la cabeza muy alta.

Bueno, corazón. Yo con mi pequeño y reciente indulto también camino un poco diferente, no te creas. Te abrazo muy, muy fuerte. Por favor, dale un enorme beso a tu padre, enorme de verdad, y pídele que te hable una vez y otra de las imágenes que guarda de ti, porque lo hace muy plásticamente. Es un tesoro el que tenemos en nuestros padres. Hay que dejarles hablar y guardar en un cofre todas las palabras, para sacarlas a pasear el momento en que las necesitemos.

Lo dicho. Todo mi amor.

Sabela

fray lokus dijo...

Pues ya te estás poniendo las pilas campeona, en el "debat de ciutadans" de Ràdio Pollença se está imponiendo el espiritu conservador y no el progresista como antaño.

Venga, que se te echa de menos, ánimos.

Saludotes cordiales

Soledad Pérez dijo...

Vamos, un pasito cada vez, y como dices tu la memoria es selectiva recuerda pero ya no con la angustia la desesperanza ni el temor al dia que vendra, como digo yo " Un dí a la vez" no te queda de otra amiga, disfruta, pasala bien, el pasado está pero es eso: pasado y hay que lograr con cada pasito construir un futuro por nosotros, por los demas y por lo que vendrá. Feliz término de quimios (las resacas eran lo peor)
sigaMOS, SIGAMOS, YO LLEVO 5 AÑOS SIGUIENDO UN DIA A LA VEZ.
TE DESEO TODA FORTUNA Y ESPERANZAS. UN ABRAZO APRETADISIMO Y CON CARIÑO POR HABER PASADO LAS DOS EL MISMO CAMINO. cOMO UN DIA CREI QUE YO PODRIA SALIR ADELANTE TE DIGO TU TIENES TODO PARA SURGIR
"LO QUE NO MATA , FORTALECE" Y nosotras hemos salido fortalecidas en muchos aspectos de todo esto.
Bendiciones, saludos a tu papy.
soledad

Dulós, 46 años, periodista. dijo...

Hola! Acabo de encontrarme con tu blog y te he estado leyendo. Por un lado tus palabras, y por otro, tu imagen tan angelical y delicada, me han gustado.

Yo también tengo cáncer. Me lo diagnosrticaron el 20 de agosto, el mismo día del accidente de avión de spanair.

Sólo he recibido la primera sesión de quimio y no ha sido tan horrorosa como pensaba. Pero ahora estoy un poco asustada porque todo el mundo cuenta que las siguientes son peores. Espero aguantarlas con dignidad.

Te deseo lo mejor en tu nueva andadura en la vida. Seguro que ahora sabrás disfrutarla mucho más que antes. Y sacarle todo el jugo posible.

Te leeré para animarme, y ver lo que yo también podré hacer el verano próximo.

Un abrazo,
Dulós

Sabela dijo...

Vuelvo a ser yo. Estaba ojeando y hojeando el libro de Ángel González que publicó póstumamente la editorial Visor de Poesia en su colección "Palabra de honor". Se titula Nada grave, y en él aparecen los poemas que fue recogiendo día a día el poeta tras la publicación del último y maravillosos poemario, éste sí fabricado por él, Otoño y otras luces, de Tusquets. Los que aparecen en Visor los han recogido acólitos indiscutibles, entre ellos García Montero. Son versos de finitud, de acabamiento, de decepción, de espera de la muerte. Es evidente: no cabían aquí, en este blog de fuerza y de vida. Pero hoy ha aparecido ante mí uno que creo que puede conectarse con la entrada "Un miércoles de cada tres". Se titula "Ya casi": "Esto,/ que está muy mal,/ está pasando./ Como pasó el amor,/ pasará el desconsuelo./ ¿Acabaré agradeciendo al tiempo/ lo que en él siempre odié?/ Que todo pase,/ que todo lo convierta al fin en nada". Si eliminamos la vuelta de tuerca del último verso, enlaza con el olvido que el tiempo trae hasta nosotros, al superponer realidad a la realidad vivida.

Ahora uno para convencer a nuestros alumnos de una de las verdades inmutables de la creación literaria. Es "La verdad de la mentira", y dice así: "Al lector se le llenaron de pronto los ojos de lágrimas,/ y una voz cariñosa le susurró al oído:/ -¿Por qué lloras, si todo/ en ese libro es de mentira?/ Y él respondió:/ -Lo sé;/ pero lo que yo siento es de verdad." Ale, de un octogenario que se sumergió en este mundo de mentiras creadas a imagen de las verdades, soñadas, fingidas y escritas después. En otro de estos poemas terminales reluce este oscuro tono vital: "Pese a todo, sigo viaje./ Me detengo/ para mirar el paisaje,/ lo reconozco y me digo:/ ya lo vi.// Pues entonces, ¿Por qué sigo?// Porque sí."

Ay, Toñi, guapa. Hay más, pero no estamos para esto aquí (si cae este libro en tus manos, selecciona para las clases "Todo el mundo lo sabe", soneto verdadero catalizador de intertextualidad). Lo hago porque te gusta Ángel González. La verdad es que en él hay mucho Machado, releído, reinventado, reutilizado. Por eso es tan de verdad. Ninguno de los del 50 pudo sustraerse a él. Luego lo superaron. Tal vez con los años se vuelva al paisaje y a la filosofía, todo teñido de nostalgia... ¿Cómo he llegado hasta aquí? Hay, corazón, ya me callo. Lo dicho, "como el mundo es redondo,/ el mundo rueda", de Bécquer, o el clásico "Siempre en movimiento está el futuro", de Yoda (ya hacía tiempo que no salía). Es lo bueno que tiene todo esto, que camina hacia delante. Siempre hacia delante.

Un beso cálido en esta mañana tan fría.

Sabela

Sabela dijo...

Ejem, ejem. Hay un "hay" que he colado en mi texto para ver si ves la falta de ortografía. Lo he hecho por ti, como entrenamiento. De verdad de la buena. Ale

María Antonia Valdivielso dijo...

Sabela, tesoro

Gracias por tus tres comentarios, especialmente por el último. Necesito mantener engrasado el instinto que nos hace detectar una falta de ortografía a kilómetros de distancia.

Por supuesto, es broma lo de que me haya gustado más el último mensaje. Mi padre seguramente no te lo dirá (al menos ahora no), pero seguro que le han emocionado tus palabras, como me emocionaron a mí las suyas cuando las leí. Las que conocemos a mi padre sabemos que es un hombre de muy pocas palabras y de esos que corresponden al ideal de lo que debía ser un hombre (ser humano de sexo masculino que nunca demostraba sus sentimientos), y justamente por eso apreciamos mucho más que se atreviera a contar cosas tan íntimas en el blog.

Yo también me vi a través de sus ojos. De pequeña, cuando empezaba a andar, calva como ahora (es lo que tiene la fotografía). Del episodio de la playa sí me acuerdo perfectamente y ahora me parece mentira haber tenido miedo de algo tan tonto. Desde entonces he recorrido un camino muy largo (¡de casi treinta años!) y todo, absolutamente todo lo que me he ido encontrando me ha servido para afrontar el tercer momento al que se refiere mi padre. A veces tengo la impresión de todos los obstáculos pequeños y medianos que he ido superando me han ayudado a saltar, sin demasiado daño, el gran obstáculo.

Sigue iluminándome con versos. Alguno de los poemas que citas ya los conocía, porque aparecieron publicados en El País. Qué grande fue Ángel González hasta el final y cuánto me arrepiento de que me diera vergüenza que me firmara el libro después de la conferencia en la facultad. La verdad es que fui una adolescente y una joven bastante "poma" (busca un sinónimo en castellano para eso).

Tana dice que tiene muchas ganas de verte y hablar contigo.

Espero que no estés sobrepasada por pilas de exámenes y trabajos. Si es así, que te sea leve. Si no, disfruta de este largo fin de semana.

Un beso muy grande.

María Antonia Valdivielso dijo...

Fray Lokus,

Si la "tertúlia de ciutadans" se ha convertido en una tertulia a la que se asiste en representación de un partido político, se trataría de que la Asamblea decidiera que fuera otra persona en mi lugar. ¿Por qué no tú? Lo digo completamente en serio.

Un abrazo.

María Antonia Valdivielso dijo...

Soledad,

No me digas que no es una maravilla Internet, que nos permite haber establecido contacto, tú desde Chile y yo desde Mallorca. No estoy muy segura de que de verdad seamos conscientes de la revolución que ha supuesto y que supondrá en el futuro.

Respecto a lo que me dices, no puedo dejar de agradecerte tus palabras de ánimo. Ojalá no tuviéramos que sufrir para hacernos más fuertes, pero desgraciadamente eso es lo que nos hace aprender y madurar.

Me cuentas que has pasado por el mismo camino. Espero que estés recuperada del todo y que, como en mi caso, tu recuerdo de la quimio no sea más que un mal sueño.

Gracias, también de parte de mi padre. Un abrazo muy cariñoso.

María Antonia Valdivielso dijo...

Dulós,

Yo había entrado en un blog a través del de Àngels, y todavía estoy impresionada de cómo estás llevando el tratamiento y de cómo cuentas lo que sientes y lo que estás pasando. Lo haces, además, con un sentido del humor que me encanta. Eso de que se pueda votar qué imagen te favorece más ha sido, como dirían mis alumnos, "un puntazo".

Si has leído algo de lo que he escrito habrás visto que la quimio, aun siendo terrible durante algunos días, se pasa. Hazme caso: no te fíes de lo que te digan otros (¡ni siquiera de lo que yo te diga!). A mí también me asustaron con las últimas sesiones, y al final fueron las más llevaderas.

Ahora estoy esperando a que me crezca el pelo. No me he visto nunca sin él (llevo una prótesis fija, y cuando semanalmente voy a que me la arreglen me tapan el espejo con un póster enorme) y no lo voy a hacer hasta que tenga la cabeza cubierta de un par de centímetros de cabello. Ojalá hubiera tenido para eso el valor que tú demuestras. Para eso y para hacerme el tipo de fotos como las que tú has ido colgando.

Seguro que los que me conocen se han reído mucho con eso de que mi imagen es "angelical y delicada". Mucho me temo que no soy ni una cosa ni la otra...

Mucha fuerza para lo que te queda de quimioterapia. Estás guapísima de las tres maneras y lo seguirás estando durante y después de los sueros.

Un beso solidario.

grant williams dijo...

¡Hola Toñi! Com anam? :-) (Odio las caritas esas, pero quiero que sepas que sonrió al escribirte).
Se que contestases mi mensaje hace un montón de tiempo, pero ando súper liado.
No tengo Internet en casa ya que vivo en una casa de campo donde no llegan cables de teléfono y solo puedo leer tu blog y escribirte en momentos cuando mi jefe anda despistado.
Me dijiste que te dijera cosas cuando baje a pollença para recoger el titulo del instituto. Sinceramente, me encantaría poder quedar para desayunar y hablar contigo. Envíeme un correo electrónico a timberlake_x@hotmail.com con tu numero de teléfono y así te llamare unos días antes para averiguar si te va bien quedar o no.
Volví a ver a Toto hace unas semanas en Inca, ella estuvo allí para ver su hijo jugando para el equipo de básquet. No pude hablar con ella por que estaba hablando por teléfono, pero la comente que había contactado contigo.
¡Prometo escribirte más!
¡Que sepas que me pareces fantástica, como persona y como profesora!
¡Y que sepas que deberías ser más estricta, los jóvenes de hoy en día no aprenden nada!
Estoy dando clase de repaso a un niño y es increíble lo que no sabe.
Bueno, ¡Te dejo!
Besos