viernes, 19 de septiembre de 2008

A los que faltan

Llevo días dándole vueltas a esta entrada. Para mí esto es lo más difícil de escribir de todo lo que he hecho hasta ahora y enseguida entenderéis por qué.

En estos días en que el blog se ha convertido en una especie de extraordinaria e impensada fiesta de reencuentro con ex alumnos, no puedo evitar acordarme de los que faltan.

Me acuerdo mucho de Tomeu, del que se acaba de cumplir el primer año de su muerte. El otro día, en la sesión de evaluación de 2º de Bachillerato, no hacía más que rememorar otra sesión de evaluación, en septiembre pasado, cuando nos quedamos enrocados en su caso. Estas cosas pasan y, aunque haya alumnos que piensan lo contrario, puedo asegurar que, en todos los casos, se toma la decisión que favorece al alumno. Nadie entra con todo aprobado a una junta y sale con dos suspensos; al revés, puedo citar decenas de casos. No desvelo ningún secreto si cuento que Tomeu no había aprobado los exámenes de septiembre. Estuvimos discutiendo como veinte minutos, decidiendo qué sería lo mejor para él. Al final, pensamos –todos sus profesores- que, en su caso, lo mejor era aprobarle. Ya había utilizado cuatro años en el bachillerato y no podía repetir más, así que salía del instituto sin el título y sin posibilidad alguna de obtenerlo después. Alguien habló de no cortarle las alas y de sus opciones de futuro. Qué paradoja, teniendo en cuenta que aquella noche tuvo el accidente que habría de costarle la vida. Muchas veces he pensado, con un nudo en la garganta, que si no lo hubiéramos aprobado no habría salido a celebrarlo y no se habría matado. Pero también he pensado que, quizás, habría salido para olvidar y también se habría quedado en aquella cuneta. Quién sabe.

Quiero recordarle, además, con un detalle que dice mucho de él. En la cena de final de curso pasó algo que ya empieza a ser habitual: algunos alumnos pidieron unas bebidas que no entraban en el precio del menú y a la hora de pagar se escaquearon, dejando la cuenta para los profesores. El único alumno que se quedó, dio la cara y pagó no sólo sus copas sino también algunas de otros, fue él. Es verdad que después desapareció y que llamó cuando el autocar estaba saliendo del Port d’Alcúdia para decir que nos lo habíamos dejado en el restaurante, pero así era Tomeu.

Recuerdo también a Javi y el cambio que dio en COU después de habérnoslas hecho pasar canutas en aquel 2º de BUP horroroso (por cierto, aprovecho para saludar a los que me tiraron el bote de pintura blanca en mi coche nuevo de color verde bosque; para que veáis que no todos los alumnos me aprecian). Seguramente, ahora sería un excelente profesor de historia, y a lo mejor se sentaría en el claustro de profesores con nosotros y nos habríamos encontrado en alguna sesión de evaluación discutiendo casos como el de Tomeu.

Y, cómo no, me acuerdo de Sandra –¡qué delicia de alumna, pero, sobre todo, qué delicia de persona!-, siempre sonriendo. Cuando el día de La Patrona vi a Alicia en la retransmisión de IB3, no hacía más que pensar que allí podría estar Sandra, contangiando aquella alegría de vivir tan suya. El día en que los féretros de Javi y Sandra llegaron a Pollença sigue siendo para mí uno de los peores de mi vida, a pesar de todas las cosas que me han pasado después. No tengo palabras para describir aquella tristeza infinita.

Finalmente, no he olvidado tampoco a una alumna que tuve en 3º de BUP, sólo durante el primer trimestre –murió en Navidad-, aunque tengo que confesar para mi vergüenza que no recuerdo su nombre (¿Genoveva? Sé que era poco común y largo). Sí que me acuerdo de cómo era físicamente y de su timidez y discreción en clase. Puedo contar incluso qué estaba cenando y con quién cuando me enteré de aquel accidente tan absurdo como desafortunado que la mató, pero no sé cómo se llamaba.

Todo esto, y aquí es donde quería llegar, es para deciros que hagáis el favor de cuidaros, que la próxima vez que pase lista no quiero que falte nadie más.


15 comentarios:

fray lokus dijo...

Hola Campeona, yo tuve un caso parecido, fue cuando hacia la "mili" en la "base" aquí en el Puerto. Resulta que había un "capullete" por no llamarlo de otra manera, que cuando estaba pasando lista no hacia más que moverse en la formación (con lo grave que eso es) resulta que cuando fuí a darle las "novedades" al teniente el "capullete en cuestión" empezo a imitar un pajarito, naturalmente todos en posición de firmes y el teniente sin saber de que iba la historía, éste no se dió cuenta, al romper filas le llamé la atención, riéndose de mí a carcajada limpia, acto que no paso despercibido esta vez al teniente que a su vez me pidió explicaciones a mí en su despacho, al ver que el "puro" me iba a caer a mí, no tuve más remedio que abrirle un expediente disciplinario y el teniente creyo oportuno "meterle 15 días de prevención" (algo así como un tercer grado, ir a dormir 15 días al calabozo) y a mí me pego un broncazo de "coj...." por no mantener la disciplina con la tropa, aunque me vino bien eses "rapapolvo". Te puedes imaginar "el pollo" que me monto el chaval, ya que tenía que ir a no se que concierto con su primo, amenazas incluidas, la cuestión es que el primo que estaba cortado con el mismo patrón que él, se mato en un accidente de coche con dos chicas cuando iban al concierto, años después me dijeron que al "capullete" lo habían encontrado muerto con una sobredosis.

Como ves la vida está llena de sorpresas, y nunca sabes si lo que haces con la mejor intención o con la peor intención del mundo al final tendrá un desenlace inesperado.

Xesca dijo...

¡Me has emocionado mucho con la entrada de hoy!

Entiendo perfectamente la incertidumbre que ronda por tus pensamientos porque hace unos meses me pasó algo semejante, aunque prefiero no soltarlo a los cuatro vientos. Te cuento esto porque, como en muchas ocasiones has dicho que "de lo malo se sacan cosas buenas", reflexionando, (que hasta ahora no lo había hecho en este sentido), he llegado a la conclusión de que aproveché una mala racha para crecer, en cierto modo, como persona.
La verdad es que logré a pequeña escala, el apoyo masivo que tienes tu. Me hicieron ver que las cosas vienen de una manera, que por mucho que le des vueltas no pueden cambiar, y que si no hubieran ocurrido, nunca me hubiera parado a pensar en lo que podría haber hecho o dejado de hacer.

No sé si me explico, yo le di mil vueltas al asunto, en el fondo aún pienso que podría haber hecho algo, aunque sé que tenía un porcentage mínimo por no decir inexistente de posibilidades de haber cambiado el destino.

Estoy segura de que todo esto ya se te ha pasado por la cabeza, porque entre tus virtudes, destaca la racionalidad.

Simplemente lo quería compartir contigo, porque aunque no te deje muchos comentarios soy una seguidora fiel de tu blog. Tienes muchos fans por lo que veo, ¡pero yo más que fan, me considero adicta!

Y finalmente, aprovecho la ocasión para mandarte un fuerte abrazo y animarte a que sigas deleitándonos con tu magistral prosa.

¡Un beso!

Anónimo dijo...

Hola Toñi espero que te acuerdes de mi. Los dos últimos años me has tenido como alumna.El año pasado tuve un problema personal y vine a ti a contartelo porque no sabia que hacer. Al final no fue nada pero podria haver sido un problema grave para mí a mi edad. No sé si sabes quién soy porque prefiero no poner mi nombre. Pero de todos modos muchas gracias por tu ayuda y por tu apoyo.
Muchos ánimos y un fuerte abrazo!

Unknown dijo...

Buff...que duro. Al primero no lo recuerdo, pero con Javi comparti el COU y con Sandra el placer del baloncesto, que dos bellísimas personas.
Recuerdo a Antonia Bergas diciéndoloes en COU a él, a Jordi Cerdà y a David Pozos que estaba muy emocionada por el cambio que habian dado, de ese tremendo 2ºde BUP a estar en COU y terminándolo.
Te acuerdas bien, se llamaba Genoveva y cada vez que paso por aquella esquina no puedo dejar de pensar que absurdo e imprevisible es el destino...
Todas las experiencias nos enriquecen, esta semana creo que he aprendido muuuucho, cuando creia que de mayor se sabia casi todo, ha sido dura pero gracias a estos recuerdos he sonreido con nostalgia durante un buen rato.
Muchas gracias

Anónimo dijo...

Hola Toñi:
Maldament no t'hagi tornat dir res em tens enganxada al teu blog diàriament i segueix amb admiració els teus comentaris i la evolució de la teva malaltia.
Avui crec que ens has tocat a tots la fibra sensible i m'has demostrat el caire humà que crec que sobretot els ensenyants hem de tenir. Perquè en les nostres mans no tenim eines de ferro o fusta sino que hi tenim persones amb sentiments, vivències i emocions que hem d'intentar sempre respectar i entendre.A més com a mare m'ha emocionat molt veure que malgrat tot, cada alumne t'ha deixat la seva petjada i que de tots recordes qualque anècdota.
Tú recordes a una Sandra adolescent amb ganes de menjar-se el mòn i en canvi jo la record innocent i fràgil quan encara quasi duia bolquers, però lo important ès que la recordam i no acceptam el seu destí.
Ah! Records de n'Andreu que crec que definitivament ha trobat el seu camí i enfronta amb il.lusió un nou repte en els seus estudis.
Una abraçada molt grossa i enhorabona per la nova casa.
Antònia March.

María Antonia Valdivielso dijo...

Fray lokus,

Siempre me han gustado las historias que la gente cuenta de su mili. No importaba que hubieran pasado 30 ó 40 años, todo el mundo se acuerda de con quién compartía litera o de quién le hizo la vida posible entonces. Los hombres de las afortunadas generaciones actuales, que no la han hecho, ¿de qué hablarán en las cenas, cuando las mujeres empiezan a hablar de sus cosas? Porque, si nos fijamos, al final acabamos separados por sexos en las celebraciones, pero ese sí es otro asunto.

Lo del "capullete" es como para reflexionar otra vez sobre el azar. ¿Se habrían matado todos si él hubiera ido en el coche? Los que creen en esa cosa que llaman destino lo tienen más fácil; se dicen que "ese no era su día", como si todos tuviéramos escrito lo que nos va a pasar. Yo sigo creyendo que es cuestión de mala o buena suerte, de estar o no donde no se debe.

Es cierto, por otra parte, que "de buenas intenciones está empedrado el cielo", un refrán que me encanta y que no aplicamos todas las veces que debiéramos.

Un abrazo, campeón. Espero que te hayas repuesto de tus agujetas.

María Antonia Valdivielso dijo...

Anónimo,

Sé perfectamente quien eres. Lo que hice no fue nada, ya te lo dije en otra ocasión. En cualquier caso, espero que hayas tomado buena nota, porque si somos personas medianamente inteligentes -y tú lo eres- aprendemos de nuestras equivocaciones. Nos volveremos a equivocar, eso es seguro, pero esperemos que sea en cosas diferentes.

Un abrazo. Espero que este año estés estudiando en serio y que no lo dejes todo para el último minuto, que eres de las de las prisas.

María Antonia Valdivielso dijo...

Xesca,

Aunque no sea uno de mis filósofos de cabecera, voy a citar a Nietzsche, quien decía que "lo que no me mata me hace más fuerte". Al final, todo nos hace crecer como personas. No estoy de acuerdo con los que afirman que la gente no cambia. Al contrario, todos cambiamos, mucho más si pasamos por experiencias traumáticas en algún sentido. Yo no soy la misma persona que era hace diez años, pero tampoco la misma que era hace diez meses. Otra cosa es que queramos hacer cambiar a alguien (el fallo que cometemos la mayoría de las mujeres): probablemente fracaseremos en el intento.

Me alegro de que tuvieras gente a tu lado cuando necesitabas apoyo. Que otros te digan que has hecho lo correcto ayuda mucho, pero al final es una la que tiene que irse a dormir tranquila, convencida de que ha hecho lo que debía.

Gracias por el comentario, por el cumplido y por seguirme. Un abrazo.

María Antonia Valdivielso dijo...

Maria Antonia,

No había caído en que tú eres del año de Javi, así que asististe en persona al cambio al que me refería. ¿Te acuerdas de que a todo el grupito Antonia, la de Hogar, los suspendió? ¡Nunca había suspendido a nadie, imagínate lo desesperada que la habían llegado a tener! Les hizo hacer unos espejos decorados en verano para recuperar la asignatura. Parece mentira.

¿Así que se llamaba Genoveva? Eso pensaba. Y, es verdad, fue un caso de mala suerte tan increíble que resulta fácil decir que fue el destino.

No sé qué te ha pasado esta semana (ya sabes que he estado desconectada del mundo normal), pero espero que, sea lo que sea, ahora esté todo arreglado o en camino de arreglarse. Cada día se aprende, y da igual que tengas nueve o noventa años: nunca se sabe todo y siempre hay cosas que te cogen desprevenido. Por mi parte, cuanto mayor me hago menos certezas tengo y, al final, a lo único que aspiro es a ser mínimamente coherente.

Muchos ánimos. Un beso.

María Antonia Valdivielso dijo...

Antònia,

Mentiria si digués que m'en record de tots els alumnes que he tengut a classe durant aquests 17 anys que fa que faig classe. De qualcú, no record el nom, encara que sé que els vaig tenir i sé si eren "bons" alumnes o no. Sempre he intentat veure'ls com a persones, però n'hi ha que no se deixen o, simplement, no s'hi pot arribar: no tothom es duu bé. Estic amb tu que la nostra professió exigeix aquest coneixement, cada dia més.

Sí, és important recordar na Sandra, en Javi, en Tomeu, Na Genoveva com eren i jo me'ls imagin també com serien ara. És, per a mi, una forma perquè estiguin amb nosaltres de qualque manera.

Estic convençuda que n'Andreu serà un cuiner magnífic. Ja ha trobat el seu camí, i és prou madur per saber què ja de fer. Dóna-li una abraçada de la meva part.

Gràcies per les teves paraules.

Sabela dijo...

También tengo niños muertos en el fondo del armario, niños que ya no miran, pero que tenían fijos en mí los ojos mientras hablaba y hablaba en clase de literatura. David, Miguel, Carlos, Joan... Es imprescindible que miremos por ellos, caminemos por donde ellos ya no caminan. Porque somos viajeros y estamos de paso, porque respiramos trece veces por minuto, y tenemos voz y corazón. Mi amiga Almudena murió a los dieciocho años. La recuerdo siempre, siempre. Pero también recuerdo siempre a todos aquellos que estuvieron y están mirándome mientras cuento cosas intrascendentes, lengua y literatura, para ampliar sus perspectivas. Sólo ampliar, hacer que descubran otros modos. Luego ellos desparecen de mis ojos, y aparecen otros. Y otros más. Y nosotros hablamos y hablamos, y les miramos y crecemos con ellos. Es un privilegio asistir a su cambio, porque nunca son iguales a como fueron al entrar un inicio de curso en nuestra aula. Me pregunto, ¿cómo mirarán el mundo mañana los que llegaron el lunes pasado a mis clases?

"Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,/mas se palpita y se sigue más allá de la conciencia,/fieramente existiendo, ciegamente afirmando,/como un pulso que golpea las tinieblas,/cuando se miran de frente/los vertiginosos ojos claros de la muerte,/se dicen las verdades:/las bárbaras, terribles, amorosas crueldades./Se dicen los poemas/que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,/piden ser[...] Poesía para el pobre, poesía necesaria /como el pan de cada día,/como el aire que exigimos trece veces por minuto,/para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.[...] Tal es mi poesía: poesía-herramienta/a la vez que latido de lo unánime y ciego./Tal es, arma cargada de futuro expansivo/con que te apunto al pecho./No es una poesía gota a gota pensada./No es un bello producto. No es un fruto perfecto./Es algo como el aire que todos respiramos/y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos./Son palabras que todos repetimos sintiendo/como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado./Son lo más necesario:lo que no tiene nombre./Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos." Gabriel Celaya. Era para ti, que sabes cuándo se produjo y para qué se produjo, en malos momentos, duros, ajenos. Momentos para ser valientes. Sé que no te importará que sea para todos ellos. Para todos.
Un beso, corazón.

Anónimo dijo...

Sabelita,

Bien sabes que Celaya es uno de "mis" mejores, no sólo por aquello de la proximidad geográfica, sino también porque lo del compromiso,tan desprestigiado hoy, fue una opción valentísima en su momento. Ojalá hoy hubiera más escritores que se mojaran (metafóricamente, que yo llevo tres días que me calo en todo mi físico exterior) y menos zafonadas.

Se echa siempre de menos a los que no están, pero más aún si nos han sido arrebatados justo cuando se empezaba a vislumbrar las personas que serían. Es tan absurdo que muchas veces me pregunto cómo se sobreponen las familias. Supongo que no lo hacen,que simplemente sobreviven a ello como pueden.

Yo sé cuánto te acuerdas de Almudena, y esa vida de la fama que le das (Manrique dixit) hace que esté un poco entre nosotros.

Un beso enorme.

Anónimo dijo...

Volia recordar a un company de tercer d'ESO, Fernando Amezcua.
Tu no el vares tenir Toñi, però aquest post m'ha fet pensar-hi. El vaig llegir fa dies i avui he tornat per escriure a Fernando.

Va ser molt trist perdre un company. Una cosa per jo molt nova. Sempre recordaré aquella imatge.

I sempre recordaré que na Tana va posar al seu lloc a classe una planta.

María Antonia Valdivielso dijo...

Garci,

Jo també el record, igual que record altres alumnes que ens varen deixar mentre estudiaven a l'institut. Me vaig plantejar xerrar també d'ells, però me costaria contar qualque cosa de persones que no vaig arribar a conèixer.

Na Tana, com a sempre, brillant.

Pepe dijo...

I en aquests casos no podem dir llei de vida...
Gràcies per fer-me recordar.
Carpe diem