martes, 18 de noviembre de 2008

¡Prueba superada!

Hace años, cuando sólo teníamos una cadena y media, había un programa de televisión en el que un sufrido concursante iba enfrentándose a diferentes pruebas por un plató mientras, al mismo tiempo, una voz de ultratumba le iba haciendo preguntas que debía responder. Entonces las pruebas parecían realmente sádicas por su dificultad y maquiavelismo, aunque viendo lo que vino después con el humor amarillo y demás hoy parecerían más propias de los teletubbies que de un concurso que se llamaba “Si lo sé, no vengo”. Cada vez que el participante culminaba uno de esos obstáculos con éxito se oía un “¡Prueba superada!”. Durante la quimioterapia me he repetido muchas veces ese “Si lo sé, no vengo” (como si hubiera tenido otra opción) y las primeras palabras que me vinieron a la mente después del fin de semana tras mi última sesión fueron, justamente: “¡prueba superada!”.

El martes después del último jueves con sueros puedo decir que ha pasado lo peor. Esta mañana ni siquiera he tomado nada de medicación. Lo único que me falta es una inyección de Granocyte. Si me hubiera hecho un poco más la remolona, la doctora me las habría perdonado esta vez. Se lo insinué solamente, y me recomendó continuar con ellas, ya que me habían ayudado a recuperarme rápidamente las otras veces. He preferido no arriesgarme a dejarlas, por si acaso.

Como he venido diciendo en los comentarios, esta vez ha sido tan fácil como la penúltima. El domingo estuve algo peor que el resto de los días, pero ayer salí ya a dar una vuelta. En realidad, fui a comprar un par de cosas que me hacían falta y otras que no necesitaba nada, pero no se puede ir a un centro comercial con el estómago vacío: se acaba comprando un montón de comida que en otras circunstancias no habría pasado por caja.

Ayer llamé a la Clínica M., donde me van a poner la radioterapia, y me querían dar hora para hoy mismo. Como no es cuestión de una semana más o menos, pedí que me la cambiaran para el próximo martes. Necesito descansar, aunque sólo sea mínimamente, del olor a hospital. No sé si le pasa a alguien más. Desde que en El Año el Desastre pasé por el quirófano unas cuantas veces he desarrollado una especie de rechazo visceral a cómo huele esa mezcla tan especial a lejía, desinfectante y medicamento. Al entrar en un recinto sanitario necesito unos segundos para respirar hondo y acostumbrarme. Los pies, sin embargo, me piden salir corriendo. Me pasa hasta cuando voy al oculista. No me queda más remedio que plantarme, entrar y sonreír, aunque poca gente sabe lo que me cuesta.

Un día escuché en la radio un programa en el que mujeres que habían padecido cáncer de mama reclamaban que el cannabis fuese considerado un tratamiento terapéutico para paliar los efectos de la quimioterapia. Una, que lo había utilizado de forma satisfactoria, explicaba que después no hay riesgo de adicción, porque el subconsciente asociaba el olor de la droga a la quimioterapia y rechazaba aquella radicalmente. A mí me está pasando lo mismo: el té frío, prácticamente lo único que bebía en verano, ahora no lo puedo ni ver y un gel y una loción para el cuerpo especiales para pacientes en tratamiento, que me vendieron donde el pelo, me echan para atrás. Sé que los voy a asociar a los sueros indefectiblemente. Si esa es la única secuela que me queda, lo firmo.

Por lo demás, todavía tengo las encías algo hinchadas, los pies como dos sobrasadas, la prótesis capilar fatal (el día del apagón me tocaba arreglo y al no haber luz no me la pudieron lavar y peinar comme il faut) y me noto algo cansada, pero estoy tan, tan contenta de haber acabado con esto que voy a celebrarlo a lo grande. Pronto cuento lo que tengo preparado. Mientras, voy a tomar prestadas las palabras que Almudena Grandes utilizó ayer en su artículo de El País para expresar algo de lo que siento: “Gracias a todos. A los conocidos y a los desconocidos. A los viejos amigos, a los amigos recientes y a los que están por venir. Gracias de corazón, por ser tantos, y por ser tanto”.

17 comentarios:

angels blog dijo...

Pues que bien!!! Ole!!! Ole!!! y Ole!!!

Me alegro un montón. Parece mentira como cambian los objetivos y las ilusiones ¿Verdad?
Como te alegras de cosas que antes ni hubieras imaginado.

Superar la quimio...!

Pues eso, que me alegro y sí, date un respirillo, y alguna alegría.

En el centro comercial, ¿Sólo compraste comida? No me lo creo...

Bueno, y si es así, pues habrá que volver ¿no?

Pues lo dicho, que enhorabuena y a disfrutar del receso.

Àngels.

Anónimo dijo...

Hola Toñi!
hip hip urraaaa!!!
estás de enhorabuena!!si señor esto ya está, me alegro mucho por ti.

con lo de los olores tienes mucha razón, a mí también me sucede con algunas olores peculiares!!
Bueno a ver si puedo llegar pronto por Navidad y me paso algún dia por en instituto!!

un beso muy grande
Marta

Anónimo dijo...

Estimada Toñi,

Que hoy, 18 de noviembre, esté escribiendo un mensaje el blog de María Antonia Valdivielso no es del todo casualidad. Todo empezó hace cerca de un año. Volvía a casa de clase de didáctica. Iba en el tren con Isa, una compañera de clase, y hablábamos sobre las percepciones que estábamos teniendo en nuestras primeras percepciones del CAP y de la enseñanza en general. Entonces nos referimos a un hecho que había acontecido en clase. La profesora nos preguntó si había alguna actividad, algún ejercicio, alguna lectura o algún acontecimiento en genera que recordáramos con especial simpatía de nuestro paso por la Educación Secundaria. En mi caso recordé dos actividades de 4ª de ESO. Por un lado está una bitácora que nos hicieron realizar en clase de lengua catalana, y por otro una Antología de fin de curso que recogía todos los ejercicios corregidos que habíamos hecho en la asignatura de lengua española.

Isa y yo estábamos hablando de eso, de la carrera (ella también estudió Filología Hispánica, aunque hacía como 10 años que la había acabado), de nuestras motivaciones, de nuestros proyectos de futuro, etc. De ese modo, en medio de la conversación, saliste tú. Le comenté que, de alguna manera, una de mis profesoras del instituto había influido en que me decidiera por estudiar Filología. Que sus clases y, claro está, su manera de impartirlas, eran de las que más disfrutaba. Y que además, en cierto modo, me abrió las puertas a la lectura.

La verdad es que no te he vuelto a ver desde que acabé segundo de bachillerato, hecho que también le comenté. Reconocí que me habría gustado agradecerte de alguna forma todo eso. Ella me sugirió que podía buscar si tenías algún blog en Internet, o alguna página web, y que en ese caso me sería más fácil darte las gracias. En el CAP nos enseñaban recursos en red para poder llevar a cabo nuestras secuencias didácticas, y muchos de estos recursos eran páginas webs de profesores de instituto, así que el hecho de que tú tuvieras una web no era tan raro, y me pareció una genial idea.

Poco después de esta conversación con Isa me puse un día ante el ‘Google’ y busqué por el nombre de “María Antonia Valdivienso”. No encontré nada, tal vez porque el apellido real era “Valdivielso” –es que el apellido también se las trae (por lo menos puede resultar algo confuso si no estás habituado a oírlo)–, de lo que creo que me avisó el propio “señor” ‘Google’. Lo busqué de todas las maneras: sólo por Antonia Valdivielso, sólo por María, por Mª Antonia, etc. También miré en la página del instituto, que en aquel momento no sabía ni que existía, y que desde entonces nunca he conseguido saber cómo funciona exactamente. Al final, encontré uno de tus artículos en ‘Urxella’. Recuerdo muy bien cuál fue el primero que leí: hacías un homenaje a Fernando Fernán Gómez. Lo leí con atención, y recuerdo que dejé un mensaje, diciendo que estaba encantado de volver a saber de ti, o de poder leerte, o algo parecido.

En aquel momento no te dije quién era (firmé con el seudónimo Uli, que también tiene un poco de historia y en aquel momento tenía un sentido). Realmente tampoco sabía muy bien qué decirte. No quería parecer exagerado y decirte cosas como que gracias a ti he estudiado Filología, o que eres la mejor profesora que he tenido en mi vida, o cosas parecidas. No es que no haya parte de verdad en estas afirmaciones, pero tampoco creo que haya que ser tan pedante. De hecho, en las contadas veces que nos hablaste sobre tu carrera, la percepción que me llevé no fue de que fuera la mejor, aunque al final yo no te hiciera caso. Eso sí, siempre nos recomendaste que estudiáramos lo que estudiáramos nos fuéramos a hacerlo fuera de las Islas, y eso lo cumplí como un campeón, aunque no del todo, pero esa ya es otra historia. También es verdad que no me arrepiento de haberla estudiado. De hecho, no sé si lo recuerdas, pero yo quería estudiar periodismo, y al final hice Filología por una cuestión de falta de rendimiento en el bachillerato, y mira, después de todo creo que fue lo mejor que podría haber hecho, porque ahora estoy “trabajando” en una editorial, y habiendo realizado una carrera de la que he disfrutado muchísimo.

Pues bien, yo lo que quería era simplemente hacerte saber que tu forma de enseñar a mí me motivaba a sacar buenas notas, cosa muy importante, y que hicieron que le cogiera gustillo a la literatura y a la lengua en general -o así lo recuerdo y lo percibo-, entre otras cosas. Y tal vez, todo eso tenga alguna vinculación con el hecho de haber estudiado esta carrera.

Te dejé más opiniones en otros de tus artículos de opinión, como aquel en el que criticabas la televisión, otro en el que hablabas sobre el informe PISA (yo plasmé allí mi percepción sobre lo que estaba viviendo en el CAP) y, finalmente, otro en el que también hacías un homenaje, en este caso a Ángel González, que además para mí tuvo un significado especial porque ese día acababa de conocer a Almudena Grandes en persona, y ya te puedes imaginar lo que supuso para aquella mujer aquel hecho, tal y como demostró en público (esta oración tan larga va en homenaje a ella). Tú me contestaste a alguno de aquellos mensajes. Estabas interesada en saber quién era yo, pero opté por jugar un poco, hacerme el misterioso. Ya ves, una tontería. Luego te fuiste por EEUU, y estuviste mucho tiempo sin escribir en ‘Urxella’. Además coincidió con que mis conexiones a la red fueron disminuyendo. Estaba acabando la carrera, y eso era muy importante, claro.

Hace como dos semanas que pensé, sin venir a cuento de nada, en volver a conectarme a ‘Urxella’. Precisamente me encontré con un artículo tuyo que hacía unos días que habías colgado, en el que te hacías eco de las polémicas declaraciones de la reina. Entonces observé un link que nos dirigía a tu blog, y pensé que aquello era precisamente lo que estuve buscando hace un año. Me hizo mucha ilusión, y en seguida cliké. Lo que hallé, se entiende, no era lo que me esperaba. Al principio tuve que leer dos veces la presentación del mismo, que más directa y clara imposible, y además con tu foto. Luego, cuando ya lo vi claro, me puse a leer el blog (siento no haberlo leído entero todavía, sino que he hecho una lectura transversal deteniéndome en algunos puntos, pero en cuanto pueda lo leeré ‘de pe a pa’).

Si he tardado tanto en escribirte (unas dos semanas) ha sido porque tenía ganas de dejarte un mensaje algo elaborado, y quizás eso ha hecho que me esté extendiendo demasiado (lo siento). Mi idea era que en ese mensaje dejara constancia del origen del mismo, y todo ese proceso que empezó hace un año y que culmina ahora.

Ya te he dicho lo que pienso de ti, de tu profesionalidad, así que no me voy a repetir. Sólo espero y deseo que en un momento como éste te ayude de alguna manera el recibir mensajes de gratitud por parte de tus alumnos, para que veas que a todos los que hemos pasado por tus clases nos has dejado alguna marca. Seguramente a unos más que a otros, naturalmente, o no de la misma forma, pero yo sé de buena tinta que no dejas indiferente a tus alumnos. De hecho, me ha gustado mucho ver algunos mensajes de compañeras de curso, así como los de tantos otros alumnos que han querido darte su apoyo. Por tanto, yo creo que, en el fondo, todos estamos contentos de lo que ocurrió aquel martes 13.

También quiero agradecerte que en tus clases nos introdujeras en el mundo de personajes de la talla de Lorca, Gil de Biedma o Delibes (sé que eso no dependía directamente de ti, pero sí muchas de las cosas que nos contaste sobre ellos y sus obras). Por otro lado, quiero que sepas que a mí también me encantan Almudena Grandes, que descubrí gracias a Antonia Vergas, y Javier Marías, que descubrí gracias a Neus Samblancat, y que he leído por ahí que son dos de tus predilectos. De Grandes me lo he leído todo, y de Marías me acabo de comprar su trilogía, 'Tu rostro mañana', que ya estoy deseando empezar a leer.

Sólo me queda decir que espero que a partir de ahora podamos tener una comunicación algo más fluida -o como mínimo una comunicación- mediante este blog o mediante cualquier medio que se preste. Yo intentaré seguir leyéndote y dejándote algún mensaje.

Me alegro mucho de que todo te esté yendo tan bien, lo que creo que es señal de seguirá así. Seguiré leyéndote para ver cómo continúas con tu proceso de total recuperación. Un saludo muy grande,

Biel

P.D. Yo también me acuerdo de ti siempre que sale la Presley con los bombones. Creo que este año ya no lo están dando, así que tendrás que ir buscando otro ejemplo rápidamente. Si veo algo te aviso.

Isabel Franco dijo...

Oe, oe, oe, oe, ¡se ha acabado!
Bueno, ya hemos dejado atrás la etapa, a mi juicio, más dura. De la radio, lo peor, es que te recuerda a diario que sigues en esta lucha.
Eso es lo que más me costó superar a mí, volver al hospital, a ponerme en manos de los técnicos sanitarios, de los médicos, y esto que parece que no va a acabar nunca. Pero se pasa enseguida, mucho más rápido que la quimio y no tiene nada que ver.
A tu rechazo a los hospitales yo le llamo 'síndrome de la bata blanca', y no es obra mía. Me hablaron de ello antes de la operación, por aquel entonces ya estaba yo bastante agobiada por tantos viajes al hospital. Y ya ves.
Bueno, como tu bien dices, tómate unos días y descansa antes de la próxima.
Un abrazo,
Isabel F.

Anónimo dijo...

Que alegría Toñi. Por cierto que en el pleno de este mes presentamos una moción sobre el uso terapéutico del cannabis.
Me ha alegrado mucho leer también que Biel ha llegado a este blog a través del enlace que ponemos Urxella. Y de la alegría me pongo poético.

La red es como una telaraña de la que penden centenares de gotas de rocío iluminadas por el amanecer.

Sabela dijo...

Estoy tan orgullosa que me emociono cada vez que te recuerdo. Que todos supiéramos que eres fuerte, no te resta ni un ápice de mérito. Que tuviéramos presente que eres insobornablemente inasequible al desaliento, no elimina las dificultades del camino largo y estrecho que llevas recorriendo meses ya. Es tarde, ya de madrugada. Mañana dejaré versos de poeta propios de hazañas y empresas titánicas. Ahora sólo tres palabras para dejarte un abrazo y un beso y mi rendida admiración.

Sabela

María Antonia Valdivielso dijo...

Àngels,

Se nota que empiezas a saber cuáles son mis debilidades respecto a las compras. De todas formas, excepto un centro comercial muy determinado y famoso, en el resto no suelo comprar. No me gusta eso de entrar en una tienda y en otra sin salir a la calle.

¿A que parece mentira celebrar que se ha acabado con la quimio? Como tú dices, la enfermedad cambia la perspectiva de casi todo: anoche estaba tan contenta de haber acabado con las inyecciones horribles que prácticamente no he pegado ojo en toda la noche. Quería celebrarlo, quería contarlo y quería saborearlo.

A ti te va a pasar lo mismo, pero antes, porque a partir de la próxima tú ya restas 3, 2, 1... ¡y final!

Muchos besos, guapa.

María Antonia Valdivielso dijo...

Marta,

Para mí el olor es más evocador que el gusto (a pesar de Proust y su famosa magdalena), para lo bueno y para lo malo.

Si de verdad te vas a pasar por el instituto, dime qué día tienes previsto ir; si la radio me lo permite, nos veremos allí.

Un abrazo.

María Antonia Valdivielso dijo...

Biel,

Para empezar, espero que el "estimada" del encabezamiento no sea el frío encabezamiento que se usa en las cartas comerciales en castellano; prefiero pensar que es el "estimada" del catalán. Si no es así, no me desengañes. Con todo lo que me dices en tu comentario (nada largo, porque nada sobra) me siento "estimada" (del catalán) por ti.

No sé por dónde empezar ni sé muy bien qué te voy a decir. Tú has tenido tiempo para pensarlo y para digerirlo y yo escribo después de una noche de poco sueño y mucha agitación (es el efecto de las inyecciones que me pongo -ponía- para reactivar la médula ósea: después de la cuarta me pongo, como se dice vulgarmente, como una moto y no duermo mucho ni bien).

Mentiría como una bellaca si dijera que no me ha encantado lo que dices de mí como profesora. No sólo eso: me ha emocionado (tengo testigos). Lo que son las cosas: últimamente no hacía que mis alumnos me entregaran la antología literaria a final de curso, pero ahora la voy a recuperar. A muchos les parecía un rollo, igual que los diarios que os hacía escribir tras un viaje. Después, me he encontrado con algunos alumnos que han dicho que guardan esos trabajos con un cariño especial. Entre otras cosas, os ayudan a recordar cómo erais cuando teníais quince años, cosa que tendemos a olvidar cuando la edad nos va pasando por encima.

Respecto a la influencia de los "buenos" o los "malos" profesores soy muy escéptica. No creo que un solo profesor sea definitivo para casi nada, y te lo dice alguien que decidió estudiar Filología Hispánica por la influencia de mi profesor de Literatura de COU. Desde los ocho hasta los diecisiete años yo iba a estudiar Derecho. En COU tuve un profesor que no era especialmente brillante en clase, que no demostraba mucho aprecio por los alumnos, que era un desastre a la hora de evaluar y de decir qué quería de nosotros... Aun así, me enseñó a leer de otra manera, y la percepción de los libros (yo entonces ya era lectora voraz, mucho más que ahora) cambió por completo para mí.

A raíz de eso, y de otras muchas cosas como la experiencia, soy tan escéptica sobre las teorías pedagógicas (ahora dejarán de leerme los psicólogos y los pedagagos, qué se le va a hacer). Al final, y como resumen, creo que la enseñanza es cuestión de intuición y de dar llaves. Los profesores damos un manojo de llaves que abren diferentes cajas. Cuando alguien tiene la curiosidad de ir a abrir una caja por sí mismo hemos conseguido lo que queríamos. Al menos así lo he sentido yo. Tú has usado tus llaves, con Delibes, con Almudena Grandes, con Javier Marías. Otros usan las suyas en otros estudios (universitarios o no, ojo) y, por desgracia, los hay que nunca abrirán una cerradura. ¿Tendremos los que nos dedicamos a enseñar responsabilidad en ello? Probablemente, pero no toda.

Estoy contenta, además, de que hayas llegado aquí a través del Urxella, a la que tantas horas y desvelos dedica nuestro querido Pepe. Encima, me reencontraste a través de uno de los artículos de los que más orgullosa me siento, el de Fernando Fernán Gómez. Por fin se ha desvelado el misterio: estuve bastante picada al principio pensando en quién podías ser. Tenía que haberlo imaginado.

Por favor, me gustaría que no perdiéramos el contacto y que me contraras ese "trabajo" en una editorial, y por qué acabaste la carrera aquí, y qué tal el CAP... y muchas cosas más. Si no quieres utilizar el blog, mi e-mail es mariaantoniavaldivielso@gmail.com.

Un abrazo muy fuerte.

María Antonia Valdivielso dijo...

Isabel,

Ver batas blancas no me produce ningún efecto. ¡Es olerlas lo que me pone mala! Qué le vamos a hacer.

Claro que la radio te recuerda que sigues en la lucha, qué remedio. Nos queda, además, mucho. Una conocida, que padeció un cáncer de mama hace cinco años, esperaba que le dieran el alta definitiva el otro día y le han dicho que tiene que esperar cinco años más, que el protocolo se ha alargado. A mí no me importará que me vigilen de cerca diez o quince o veinte años más. Me sentiré más segura.

Un beso, guapa. Dale otro a tu niña de mi parte, que hace tiempo que no le mando ninguno.

María Antonia Valdivielso dijo...

Pepe,

Qué bonito, tan poético... Al final nos ponemos todos ñoños, hasta los maños más bregados. Es lo que tiene estar pachucho.

Sí que es un lujo reencontrarse a personas como Biel, aunque sea a través del Urxella (¡es broma, claro!). Un día de estos contaré mis dos experiencias terapéuticas con el cannabis, que son tela.

Un beso.

María Antonia Valdivielso dijo...

Sabela,

No me digas cosas tan bonitas, que no me las merezco y me pongo roja (todavía). No he hecho nada que no hagan miles de personas cada día, así que no tengo ningún mérito. La única diferencia es que yo estoy en el -todavía- pequeño grupo de los que lo cuentan en público.

Por cierto, mucha gente que entra en el blog está, como dicen nuestros alumnos, alucinada con tu forma de escribir. Te has hecho un club de fans, al que yo también pertenezco. Aun así, esta noche haré otro intento de hablar contigo, que tengo ganas de que me cuentes cosas tuyas. Últimamente tengo la impresión de que sólo hablo de mí y de mi ex cáncer.

Un beso, guapetona.

Anónimo dijo...

fantàstica Toñi!!!
passa-t'ho bé...i ara que tens temps per anar de compres aprofita i ja tens les quatre coses de nadal...i segur que trobes millors ofertes..
uix es consumisme, es que enguany amb això de sa crisi he retallat molt el meu pressupost de roba i sabates i necessit unes botes bones i veig es preus i torn deixar sa tarja dins sa cartera....aix TOñi estimada quin rollo que sempre duc, es que de vegades pareix que te tenc davant..jajajajja
besadetes

Sabela dijo...

Aquí estoy otra vez, como te prometí. Busco y busco versos de gestas, versos gigantes, sonoros, excelsos, panegíricos de diversos momentos, de diversas voces, con diversas causas y dirigidos a menudo a la inmensa minoría. Versos, versos, versos. Ay, soy una triste, y los grandes poemas son siempre de hazañas sangrientas, de luchas fratricidas, donde se vence de la muerte por ideologías o por desengaños, como un punto de partida que es un punto de ocaso. Las más sonoras, las más vibrantes, las que emocionan, al leerlas me parecen perlas enanas que no pueden adornarte. La mejor antiliteratura es la realidad. Ya lo supo el pobre Bécquer (pobre... ¿te has fijado que hay gente a la que siempre se alude desde la lástima más conmovida?): sintamos, pero guardemos esa vivencia del alma y despojémosla de realidad para que se haga suspiro perfecto y sugerente, y escribamos entonces ese poema.

Hay poemas enormes, no cabrían aquí. Son más de conversación al aire libre, en la terraza de un bar, a ser posible tras la lluvia, pero ya sin lluvia. Poemas sobre los que hablar tras saborearlos siempre en voz alta (mi abuela, la de Jaca, pensaba que estaba trastornada porque con mi voz grave y rota leía los libros de mi padre, aquellas fabulosas Mil Mejores Poesías -"El tren expreso", qué risa, ¿te acuerdas?- frente al espejo de su dormitorio). Saborearlos. Y hablar de ellos tras la emoción. Me estremecí profundamente con Pessoa aquella tarde en que Perfe leyó en portugués "Tabacaria". Que nadie deje nunca de leerlo. Y ante "Lope. La noche. Marta", o "Lear King en los claustros", o "Estatuas yacentes", de mi Hierro del alma con quien tanto quería. Mi doliente y herido Gamoneda no cabe, por breves que sean sus poemas, tampoco en estas líneas. Y tantos y tantos. Miguel Hernández me llama desde la estantería para que selccione "El herido", poema vital pero, ay, desde la certidumbre de la muerte ("Mi vida es una herida de juventud dichosa. /¡Ay de quien no esté herido, de quien jamás se siente/ herido por la vida, ni en la vida reposa/ herido alegremente")...

¡Qué deporte de riesgo pasar páginas y páginas buscando versos para ti! El gran Rubén (¿te has fijado?, hay gente de la que siempre se habla desde la admiración: el gran Rubén) estaba ya cansado cuando escribió los versos finales que ahora reproduciré. No pienso en ti durante toda la poesía, que es de finitud. Pienso ya un poco en general, porque acariciaba nuestra edad... bien es verdad que nunca tendremos la edad de Rubén Darío porque nunca viviremos lo suficiente para escribir Azul... Sólo los últimos versos en que se ha superado ya tanto: ""Pasó un piedra que lanzó una honda;/ pasó una flecha que aguzó un violento./ La piedra de la honda fue a la honda,/ y la flecha del odio fuese al viento.// La virtud está en ser tranquilo y fuerte;/ con el fuego interior todo se abrasa;/ se triunfa del rencor y de la muerte,/ y hacia Belén... ¡la caravana pasa!". El gran Rubén. Sin embargo, nosotras seguiremos de cerca aún el recorrido de esa caravana un tiempo más. Nos queda mucho, corazón, mucho, por vivir, por leer, por saborear.

Tu petición: "Absorta y reverente,/ con las alas cerradas,/ la mariposa aprende/ en la prosa olorosa de la rosa.// Luego, cuando las abra,/ devolverá al paisaje,/ transformado en colores,/ su perfume." De Ángel González. Esta sí es para ti al final de este proceso que has vivido, tan tuyo, tan nuestro.

Versos, versos, versos. Tenemos oficio para rato. Abracémonos a través de las palabras, corazón, en la caravana hacia Belén. ¡Queda aún tanto y tanto por leer!

Un beso. Y ahora a leer lo que otros te han escrito.

Sabela

Anónimo dijo...

Hola Toñi,
solo puedo decir tres palabras que lo resumen todo: Eres la mejor.

Tengo una duda, respecto a lo que comentanste antes de la feria, de que tenías que poner en marcha tus practicas con algunas modelos, ¿te referías a la pasarela que iban a hacer en el jardín de Son March?
Cuando lo leí en el programa de la feria me acordé de ti. Pero al final se suspendió.

He oído que al final no participaras en la primera evaluación. Creo que lo de escuchar la grabación funcionó, he sacado un 8,7 menos faltas de ortografía (0,5)... Me ha quedado un 8,2. Estoy intrigada por saber si cuando vuelvas va a variar mucho mi media.

Un beso,

Rieke

Unknown dijo...

¡Prova superada!
per tu i per jo, encara que per tu sigui més significatiu, i més alegre per descansar, un poc, d'una lluita constant en el teu entorn físic com mental, també ho ha estat per jo, no tant físic però si mental.
el mateix dia que et donaren la quimio, jo tenia els anàlisis de sang, 7 tubos, una meretjada pq som molt exigerat.
ahir me van donar els resultats i el diagnòstic o certificat de que no estic loco, que simplement estic dins un cos que no hem pertoca i això me dona la possibilitat de que son dureta m'hormoni i tengui la gran oportunitat de convertir-me en qui realment som.

demanar-te disculpes per no haver entrat abans a mirar el teu blog i seguir en profunditat aquesta gran il·lusió ue tenies. però motius de feina i estudis m'ha estat impossible. per tant, i de manera molt sincera et deman disculpes per no donar-te el suport necessàri d'aquesta darrera empenta.
diluns 24 som a l'institut igual que tot el cap de setmana estaré per pollença, ja més constantment ja que necessit en tot aquest procès que faré estar amb la meva família i no aquí perdut i amb moltes àncies de que tot acabi per no passar-ho tan malament.
si t'hi fixes, tenc moltes coses que contar-te i totes elles més o manco bones, però apart m'agradaria poder-te veure més tranquilament, et convit a que venguis a l'institut a partir de les 9 o allà on et fassi més ganes, o el diumenge. tant m'es. dim cosetes.

moltes besades, cuidet i ànims pel que vendrà desprès.
ets fenomenal. m'encanta.

María Antonia Valdivielso dijo...

Kpi,

A Praga no he comprat molt. Ho he trobat tan car com aquí. Supòs que perquè no m'he mogut del centre de la ciutat i s'hi ha de pagar la "guiriada".
Respecte a les compres de Nadal, cada vegada em fa més peresa. Si tens fills tens il·lusió per celebrar les festes per ells, però a jo lo que em demana el cos és partir dia 23 de desembre cap a un país on no sàpiguen què es Nadal (tipus Mali o Buthan)i no tornar fins dia 7 de gener.

Besades.